He soñado que era un líder político muy influyente. No sé de qué ideología. Estaba dando un mitin en un pabellón inmenso abarrotado por miles de personas. Focos y cámaras: yo era el centro de atención y estaba muy excitado. Recitaba un enérgico discurso que parecía muy convincente; todos los allí presentes se levantaban de sus asientos y aplaudían a rabiar. Nunca me ha interesado ser político, pero reconozco que ha sido una experiencia muy emocionante.
Me despierto. Recién levantado, me propongo beberme un vaso de leche, pero veo que en la nevera hay zumo de naranja Don Simón y en el paquete pone que éste es resultado de exprimir una selección de las mejores naranjas, en cambio, nadie me asegura que el producto lácteo provenga de las mejores vacas. Opto por el zumo y enciendo la tele. Lo hago para romper el silencio, pero no le presto mayor atención. Me concentro más en leer lo que pone en el paquete de zumo, por lo visto está exprimido en una planta de Huelva. De repente, oigo mi voz excitada desde el televisor, miro y soy yo dando un mitin en el mismo pabellón inmenso y con el mismo público entregado que en el sueño. Flipa con la TDT, me digo. Dejo de lado el zumo y le subo voz para oír qué digo, por curiosidad más que otra cosa. Paro, vivienda, terrorismo... nada interesante. Me aburro, cambio de canal y sigo leyendo el envase. Eso sí, me he dado cuenta de que tengo que recortarme un poco la barba... no es muy televisiva, que digamos.
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